Es unánime la opinión de que Taiwan es uno de los países que mejor ha respondido a la epidemia. Bajo todos los criterios, este país ha demostrado preparación, conocimiento, disciplina social y capacidad de gestión. Por eso se ha ganado el apoyo a la petición de que sea invitado como observador a la próxima Asamblea de la Organización Mundial de la Salud, OMS, que se inicia de manera telemática el próximo 18 de mayo. La OMS, dirigida por una personalidad tan gris como Tedros Adhanom Ghebereyesus, necesita urgentemente recuperar el crédito perdido por su inacción -en la mejor de las hipótesis- ante la gestación de la pandemia en China y las estrategias de Beijing posteriores, dedicadas a acallar a los que advirtieron de lo que estaba pasando y a lanzar campañas de desinformación para encubrir sus responsabilidades. China debería dejar de lado sus aprensiones frente a Taiwan porque esto ni modifica ni condiciona el marco de relación entre el régimen continental y la isla. Taiwan no va a recuperar su estatus internacional, precisamente porque nada va a cambiar en esa situación. La invitación a estar presente como observador en la Asamblea de la OMS es razonable; puede aportar el valor de una experiencia elogiada y de éxito en la lucha contra la pandemia y, sin duda, serviría para rehacer la integridad y credibilidad de la OMS y disiparía las sospechas de dependencia de la organización respecto a Beijing que tanto daño le están infligiendo a aquella.
Anotaciones FAES | TAIWAN Y LA OMS
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