José María Aznar: “No hay libertad sin ley. No hay democracia sin ley. Y eso afecta también a la libertad de expresión”

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on linkedin
Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on linkedin

El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha asegurado que “desde el punto de vista de la libertad de expresión, no hay libertad sin ley y no hay democracia sin ley. La ley es la base de la democracia y es la base de la sociedad libre. Y, por lo tanto, intentar conformar sociedades supuestamente nuevas, supuestamente abiertas sin el respeto a la ley, sin una mínima regulación, es absolutamente absurdo”. El expresidente ha participado hoy en el panel ‘Desviaciones de la democracia y las libertades de expresión e información durante la pandemia y sus perspectivas’, organizado por la Sociedad Interamericana de Prensa, junto a los expresidentes de Costa Rica Laura Chincilla y de Bolivia Jorge Quiroga y el secretario General de Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), Asdrúbal Aguiar.

“Una de las consecuencias más importantes de la revolución tecnológica que vivimos es la fragmentación política, la fragmentación social, la fragmentación cultural e institucional y también absolutamente mediática”, ha explicado. “Eso tiene que tener una regulación porque el exceso de información hoy puede llevar a la desinformación o a la manipulación”. En este sentido, ha añadido, “yo no creo que pueda haber un orden democrático, un orden liberal, un orden social sano, abierto al futuro, con posibilidades de un crecimiento y una prosperidad en libertad, en una sociedad con unos instrumentos basados en la irresponsabilidad y en el anonimato”. “La vigencia de la irresponsabilidad y el anonimato -ha añadido- hacen que las sociedades sean difícilmente gobernables y convivibles y que nuestro futuro sea mucho más complicado”.

En su opinión, conduciría a una tercera consecuencia que resulta “paradójica” ya que en medio de esa fragmentación y de ese posible desorden, “las posibilidades de control de los ciudadanos son mayores que nunca”. Por ello, “una irregulación, una falta de regulación significa unas posibilidades de control, en manos privadas o en manos públicas de los Estados, absolutamente peligrosas para lo que significan las libertades individuales”.

DESCARGAR PDF