El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha reflexionado en el diario El Mundo con motivo del próximo Congreso Nacional del Partido Popular en Sevilla. Aznar ha querido mostrar su apoyo a Alberto Nuñez Feijóo y ha asegurado que “tiene experiencia, capacidad y talento para aprovechar esta oportunidad y tener éxito. Lo que nos corresponde a los demás es ayudarle al máximo”. En su opinión, “España tiene la urgencia histórica de que el Partido Popular tenga éxito”. Para el expresidente, en el espíritu del Congreso de Sevilla de 1990 están las claves para que el partido vuelva a ser imán de atracción. Hay que hablar claramente al electorado. La política ha vuelto en su sentido más puro.
A continuación el texto íntegro de la publiación:
Sinceridad y gravedad. Realismo y esperanza de futuro. Sevilla, 1990. Sevilla, 2022. Consolidación de la refundación, entonces. Reconstrucción del colapso interno, ahora. El PP tiene una cita con su historia y ha decidido volver a donde fue feliz, o –más bien– a donde cree recordar que fue feliz. Sevilla es, quien lo puede dudar, un buen lugar para regresar a la memoria más victoriosa del principal partido de la oposición.
A Sevilla llega el PP en un momento serio, arduo y difícil, después de la catástrofe del fin del mandato de Pablo Casado. Los dirigentes populares recuerdan, con horror, que ese fin de semana de febrero, los simpatizantes y votantes les insultaban por la calle.
José María Aznar, ex presidente del PP, y Alberto Núñez Feijóo, presidente in péctore del PP, coinciden en el diagnóstico. El PP atraviesa una crisis «existencial» y lo que pasó en febrero fue un ejercicio de supervivencia. Es decir. Era imprescindible cambiar la dirección del partido para garantizar la supervivencia del partido.
El PP ha cumplido los 34 años, edad aproximada en la que los psicólogos sitúan, precisamente, la crisis existencial de identidad de las personas. El PP, como las personas, se interroga por su identidad, su papel como partido de Estado y se pregunta cómo cerrar la amplia grieta que se ha abierto entre el partido y sus votantes.
En las largas semanas de pasión sufridas por los populares el pasado mes de febrero –aún no del todo digeridas– el ex presidente José María Aznar habló con muchas personas que le preguntaron: ¿qué hacer? Y a todas ellas les respondió lo mismo: hay que volver a Sevilla. Núñez Feijóo encargó a los organizadores del XX Congreso extraordinario el regreso a Sevilla, en la misma fecha y el mismo lugar del X Congreso de 1990 que eligió presidente a Aznar, de acuerdo con el designio de Fraga, que resultó acertado. El PP llegó al Gobierno de España después de aquel Congreso, algo que en ese momento tampoco parecía tan fácil.
En conversación con este periódico, Aznar rememora aquellos días de 1990 y encuentra similitudes con esta crisis existencial. «Fraga decía que aquel era el peor momento de la historia del partido, no ha vivido esta última, probablemente hubiese dicho que todo es susceptible de empeorar. Era una situación bastante parecida. Veníamos de una crisis y al Congreso de la Refundación (en enero cayó Hernández Mancha y en el 89 AP pasó a llamarse PP) le siguió una crisis muy profunda. Elecciones europeas y elecciones generales en octubre sin candidato. Tienen que ir a buscar un candidato a Castilla y León. Los sondeos le daban dos millones y medio de votos, veníamos de la hecatombe. Todo eso se empieza a superar en las generales del 89 y en las gallegas que también se ganaron, y es entonces cuando la refundación se hace realmente en Sevilla. Ahí es donde nace la alternativa».
El ex presidente del Gobierno, que ha guardado silencio durante los peores días de la defenestración de Pablo Casado, es discreto y prudente a la hora de hablar del fracaso de la anterior dirección. El líder caído fue uno de sus colaboradores más queridos y en las hemerotecas está su deseo expresado públicamente de que Pablo Casado le sucediera como presidente algún día. Podría decirse que Aznar –que le atribuía todas las virtudes del liderazgo– preparó durante décadas a Casado para el puesto que ocupó. El deseo se hizo carne, Casado fue elegido presidente hace cuatro años y fracasó con todo el equipo.
Casi todo el PP ha interiorizado que la elección de Casado fue por exclusión y estuvo motivada por la renuncia de Feijóo a competir y el enfrentamiento de María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Aunque la decepción seguramente vaya por dentro, Aznar no quiere cargar las tintas sobre la inmadurez que se le achaca a la dirección anterior. En consonancia, por cierto, con el título del último libro de Mariano Rajoy, Política para adultos. «Todo el mundo puede tener sus oportunidades. Los que estaban en la dirección del partido tuvieron su oportunidad y no la aprovecharon; por tanto, han dado lugar a nuevas situaciones».
La «nueva situación» del PP es superar con éxito su crisis existencial. El consejo de Aznar de regresar a Sevilla 32 años después ha sido interiorizado por la nueva dirección, aún provisional hasta este fin de semana. En el programa del XX Congreso figura un acto de homenaje al cónclave de Sevilla, 1990 vinculado al discurso de Aznar.
No se trata de añoranzas románticas. «Aquí no estamos para nostalgias ni para homenajes, estamos para dar salida a una crisis existencial. En el Congreso de Sevilla están las claves y las respuestas, si eso no se hace, a lo mejor no superamos esta crisis. En el espíritu de Sevilla está el secreto del éxito. El PP es un partido sistémico, cualquier circunstancia que le afecta también afecta a nuestra democracia. El PP tiene la urgencia histórica del éxito, y España tiene también urgencia histórica de que el PP tenga éxito, si no las cosas se van a complicar más en el país». Estas palabras de Aznar en las vísperas del XX Congreso extraordinario de 2022 son exactamente las mismas que incluyó en su discurso de clausura del X Congreso el 1 de abril de 1990. A saber.
«Tenemos una oportunidad histórica. Y tenemos la obligación de aprovecharla. Tenemos una gran responsabilidad y sobre todo una gran urgencia. La responsabilidad y la urgencia del acierto en la nueva etapa», insiste el ex presidente.
Alberto Núñez Feijóo tuvo sus primeros cargos políticos relevantes en los gobiernos de José María Aznar, pero nadie le catalogó nunca como aznarista. El ex presidente ha trasladado a las personas con las que ha mantenido contactos que Núñez Feijóo es lo que necesita el partido en estos momentos convulsos, y no tiene dudas acerca de la capacidad del presidente electo para reconstruir al PP. «En este momento la urgencia del éxito es mayor que en el año 90. Feijóo tiene experiencia, capacidad y talento para aprovechar esta oportunidad y tener éxito. Lo que nos corresponde a los demás es ayudarle al máximo».
En su opinión, los retos del nuevo líder son formidables. «El PP tiene que volver a ser un partido de mayoría y no expresión de minoría, y eso requiere recuperar confianza y credibilidad. Y requiere también internamente hacer una gran tarea de reconstrucción del PP en muchas partes de España. El PP necesita volver a plantear una alternativa muy clara en tiempos tan críticos. Necesita hablar con los españoles, hablar con el electorado». Aznar reconoce las enormes dificultades a las que se enfrentan hoy los líderes políticos en todo el mundo. «Hay que darse cuenta de que la política ha vuelto en toda su pureza y en toda su dureza. Antes podías decir que la gestión era más importante, ahora no. Hace quince años, yo podía decir: ‘Hemos creado este año un millón y medio de puestos de trabajo, y no me vuelva a molestar hasta el año que viene’. Hoy no es así. Vox no es fruto de una gestión, ni Podemos tampoco, ni lo fue Ciudadanos, ni lo es Boric en Chile, ni Castillo en Perú, ni el Brexit es una cosa de gestión, es pura política. La decisión de Alemania de cambiar su política histórica también es pura política. Ahora hay que explicarle a los electores por qué y para qué se hacen las cosas, el sentido y la orientación de lo que propones».
A pesar del desprecio que se aprecia en la calle por la política y de la profunda crisis de las democracias liberales, el ex líder del PP considera que la política es más importante que nunca. «Es imprescindible hacer política, ¿Sánchez hace gestión? Sánchez no gestiona nada y hace una pésima política. Tienes que hacer política para demostrarle a la gente que eres fiable y seguro. Has de ser muy consciente, entender bien el mundo en el que vives. Necesitamos líderes que sepan interpretar la política y tener al frente a una persona como Feijóo es una tranquilidad».
Después del X Congreso de Sevilla, el PP de Aznar engulló al electorado del CDS, único partido competidor en su espacio político. Adolfo Suárez era el líder del CDS y dimitió tras la debacle de las municipales del 91.
Vox aparece ahora como la mayor de las amenazas que ha sufrido nunca el PP en su historia, porque nace de una escisión de su electorado y está liderado por Santiago Abascal, un político que nació y creció en el PP, nada lejos de Aznar precisamente. ¿Qué hacer con este rival? ¿Acercarse, separarse? El ex presidente prefiere pensar que el PP depende de sí mismo para reunificar el voto del centroderecha en España.
«Vox es un partido de representación creciente y en los sondeos. Y eso responde a circunstancias políticas, económicas y sociales que le benefician. Vox no tiene logros que presentar ante el electorado, no ha gestionado nada. Lo que me importa es la capacidad de atracción del PP. El PP tiene que ser el gran imán para atraer al electorado de centroderecha, hay que volver a poner en pie, como hicimos en Sevilla, un partido moderado, centrista, independiente, que sea una alternativa mayoritaria. Eso durante un tiempo podrá tener complementos o no tenerlos, pero es esencial. Si el PP no se convierte en ese imán, el riesgo existencial será una evidencia. No me preocupa lo que puedan hacer otros competidores, me interesa la capacidad de atracción del PP. Lo que pase solamente dependerá del PP. De ahí que la responsabilidad sea máxima».
«Centrados en la libertad», el lema de aquel X Congreso, tiene plena vigencia en este momento, según Aznar. El ex presidente reconoce emocionarse cuando recuerda la fortaleza del PP bajo su mandato. «El PP es una máquina de una pieza, en momentos dificilísimos, el comportamiento del partido era formidable, y el electorado del PP responde cuando hablas con él y le explicas bien las cosas. Llegamos en el 90 para hacer algo, no sólo para estar. Lo dijimos y lo cumplimos. No se trata de recrearse en ningún lema. Al final, en tiempos de crisis, de desorden, de cambios, de miedo y con las democracias cuestionadas, confías en proyectos basados en la libertad del ser humano».