Un país que renuncia a la enseñanza de su lengua común; un país que renuncia a la enseñanza de su historia; un país que renuncia a enseñar filosofía; un país que renuncia a las expresiones culturales históricas más importantes que tiene, es un país que compromete gravemente su futuro.
Y esa es una de las cuestiones fundamentales que debemos cambiar en el inmediato porvenir de España.