_ “Podemos calificar la situación de muchas formas. Probablemente, la expresión ‘crisis constitucional’ no le venga grande”
_ “En nuestra encrucijada -que tanto tiene de ‘nudo histórico’-, la atención que dediquemos a quien dijo que venía a “continuar la historia de España”, no será tiempo perdido”
_ “El problema de ampliar y recomponer los consensos básicos, por desgracia, sigue acompañándonos”
_ “En tiempos de ‘deconstrucción’ y autodesprecio histórico nos recuerda que la democracia se asentó en cuerpos políticos ‘que ya estaban ahí’, que precedían, haciéndolo posible, el ‘plebiscito cotidiano’”
_ “Una nación no se improvisa en ningún referéndum”
_ “Las democracias se cimentan en la lealtad nacional” y “allí donde desaparece, la democracia difícilmente arraiga”
_ “España no es una creación intemporal. Como toda sociedad organizada, es, primero, un resultado histórico y, después, un programa de futuro”
_“Cánovas consiguió restablecer la convivencia bajo un amplio régimen legal”
_“Su presencia aleccionadora resulta imprescindible en la encrucijada actual para reanudar, sin tropiezos, la historia de España”
_“Es el arquitecto principal de una solución de compromiso y consenso: la Constitución de 1876”
_“Las dos constituciones que han propiciado los períodos más largos de estabilidad política coinciden en haber despertado una saña muy similar”
El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha señalado que “hoy España está en una encrucijada. Podemos calificar la situación de muchas formas. Probablemente, la expresión ‘crisis constitucional’ no le venga grande”. En su opinión, “si atendemos a la fragmentación del sistema de partidos, al clima de polarización, al cuestionamiento del fundamento histórico de nuestra convivencia o a las crecientes cuotas de poder regaladas a los enemigos declarados del orden constitucional, creo que mi premisa no es desorbitada”.
‘Cánovas y su lección’ es el título de la conferencia que ha pronunciado hoy en la Universidad CEU San Pablo, en el acto inaugural del Congreso Internacional ‘Antonio Cánovas del Castillo: la Monarquía liberal española en la Europa del siglo XIX’. En ella, ha reconocido que Cánovas fue para él una referencia insoslayable. “Mi vocación política se despertó con la Transición; la puse al servicio del régimen constitucional alumbrado entonces; y soy un convencido partidario de la Constitución del 78 y de la Monarquía parlamentaria como garantías de futuro”. A su juicio, el estudio de la figura de Cánovas y, sobre todo, el de su obra, adquiere en estos momentos, una relevancia muy pertinente. “En nuestra encrucijada -que tanto tiene de ‘nudo histórico’-, la atención que dediquemos a quien dijo de sí que venía a “continuar la historia de España”, no será tiempo perdido”.
RESTABLECER LA CONVIVENCIA
Para José María Aznar, la obra más reconocible de Cánovas consistió en levantar un sistema político que pacificara medio siglo de discordias civiles. “Cánovas consiguió restablecer la convivencia bajo un amplio régimen legal”, ha afirmado para añadir que es “el arquitecto principal de una solución de compromiso y consenso: la Constitución de 1876”. Y ha tachado de “curioso” que las dos constituciones que han propiciado los períodos más largos de estabilidad política coinciden también en haber despertado “una saña muy similar”. “La Constitución de 1876 no sirvió de estorbo a nadie. Bajo su patrocinio gobernó bien quien pudo, y mal quien no supo. En esto -también- encuentro similitudes con la nuestra de 1978”, ha apuntado.
LECCIÓN APROVECHABLE
De la evocación de Cánovas, a Aznar le interesa especialmente la lección aprovechable hoy. “El problema de ampliar y recomponer los consensos básicos, por desgracia, sigue acompañándonos”, ha lamentado. En este sentido, ha apelado a una de las ‘verdades-madres’ de Antonio Cánovas: “la idea de nación, tan aparentemente inactual”. “En tiempos de ‘deconstrucción’ y autodesprecio histórico nos recuerda que la democracia se asentó en cuerpos políticos ‘que ya estaban ahí’, que precedían, haciéndolo posible, el ‘plebiscito cotidiano’”, ha destacado.
Por ello, “una nación ni se hace, ni se deshace, ni se improvisa en ningún referéndum; la española se evidencia con el peso de más de cinco siglos de trayectoria histórica”. “Las democracias -ha seguido diciendo- se cimentan en la lealtad nacional” y “allí donde desaparece, la democracia difícilmente arraiga. Porque sin lealtad nacional, la disputa partidaria deviene desafío irreconciliable”.
El expresidente ha explicado que Cánovas nos enseñó que “España no es una creación intemporal. Como toda sociedad organizada, es, primero, un resultado histórico y, después, un programa de futuro. España no es invento; es herencia y proyecto”. “Su presencia aleccionadora (de Cánovas) resulta imprescindible en la encrucijada actual para reanudar, sin tropiezos, la historia de España”, ha concluido.