Estamos en un año electoral y el Gobierno más arrogante, sectario e incompetente que he conocido en muchos años, ha decidido hacer de este año electoral un año imposible, de tensión máxima y apelando al miedo. Esa es exactamente la trampa en la que no tenemos que caer. Tenemos que tener esperanza, pero nunca miedo. Y tenemos que retornar a España a los caminos de la estabilidad, la sensatez, la prosperidad y la seguridad.