“Hoy presentamos el libro de un sabio sobre otro sabio”, ha señalado esta mañana en el Senado el expresidente del Gobierno y presidente de FAES, José María Aznar, en el acto de presentación de Ramón Menéndez Pidal. El último liberal unitario, tercer volumen de la colección Biografías Intelectuales de la fundación. En el acto, también han participado, el presidente del Senado, Pedro Rollán, el escritor y autor de la obra, Jon Juaristi, y el analista y también escritor, Vicente de la Quintana.
Pidal tenía una idea cierta de España, según Aznar: “España no es un Estado artificial que cobije -o peor, oprima- naciones auténticas. Es nación histórica anterior cuya permanencia profunda, lejos de cualquier casticismo, puede integrar una diversidad cultural y lingüística constitutiva frente a cualquier particularismo excluyente”.
Las páginas de Menéndez Pidal iluminan no solo nuestro debate territorial sino también, premonitoriamente, el sentido y la oportunidad histórica de lo que, treinta años después, sería la Transición española.
El presidente de FAES ha remarcado en su intervención el análisis del “liberalismo unitario” que Jon Juaristi atribuye a Menéndez Pidal, que reconcilia la idea de unidad nacional y la de libertad.
“Aquí está enunciada la tarea que mi generación creyó haber visto cumplida, y a la que todos estamos, de nuevo, emplazados: garantizar nuestra convivencia democrática; asentando su equilibrio político en un sólido centro de gravedad, no en un balancín oscilante”, ha afirmado para añadir que “en su obra hay un magisterio fecundo. Nos es necesaria, en esta época de difamación histórica, cuando proliferan los calumniadores de todo lo español”.
Según ha explicado, la izquierda actual navega entre confusiones: ha preferido leer la historia de España desde una óptica que hace sospechoso el valor de la unidad porque acepta, como quieren los nacionalistas, que España como Estado sea una imposición histórica y como nación una falsedad: de ahí su propuesta plurinacional. “Semejante caos obedece a una indiferencia total hacia las ideas, tomadas de cualquier parte, como pretextos para justificar lo que cuenta de verdad: concertar con los nacionalistas mayorías precarias para ir tirando”.
“Los pueblos proyectan su futuro según lean su pasado, según cómo se entiendan a sí mismos. Yo diría que el porvenir de España es cuestión, en buena medida, de ‘caligrafía histórica’.
Para Aznar, Jon Juaristi es un hombre sabio, un erudito. “Es uno de los primeros intelectuales de nuestro tiempo. Y, además, un hombre valiente. Y hoy no abundan las inteligencias asistidas de coraje”.