Marruecos me echó un pulso y lo perdió. A este Gobierno se lo echó y ha ganado. Entrevista en El Confidencial

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El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha hablado con el diario digital  El Confidencial en una entrevista sobre los últimos temas de actualidad en España y en el mundo. En su opinión, sobre la cuestión del Sáhara,  “el cambio de posición de España con el Sáhara ha sido un error histórico y va a tener consecuencias graves para España”. “Marruecos me echó un pulso y lo perdió. A este Gobierno se lo echó y ha ganado”, ha señalado.

También se ha posicionado a favor del reforzamiento de la OTAN y ha instado al Gobierno a hacerlo en vistas a la cumbre que se celebra en Madrid en junio.

A continuación el texto íntegro de la entrevista:

“Marruecos me echó un pulso y lo perdió. A este Gobierno se lo echó y ha ganado”

Se prodiga poco, pero Aznar sigue la política como si todavía estuviera en la Moncloa. En esta entrevista repasa los grandes asuntos de la actualidad: Marruecos, el CNI, los cambios en el PP y, por supuesto, la guerra

Carlos Sánchez 02/06/2022

José María Aznar (Madrid,1953) está de vuelta de casi todo, o al menos lo parece. Tal vez por eso, responde sin morderse la lengua. Probablemente, es un privilegio de los expresidentes, aunque no en todos los casos. Lo que le preocupa ahora, como a todos, es la geopolítica. El papel de España en el mundo y las consecuencias de un mundo que camina hacia una división en grandes bloques. Esta entrevista se celebra en la sede madrileña de FAES, que es su refugio, junto a los Jerónimos y enfrente de la casa de Pío Baroja, probablemente un guiño a ir por libre, como el escritor vasco. Se mostró muy crítico en ocasiones con Rajoy y ahora está dispuesto a tener una posición independiente respecto del PP. Eso sí, respaldando a Feijóo, como antes hizo con Casado. Sigue obsesionado con que en el Gobierno no hay que mostrar flaquezas ni vulnerabilidades.

RUSIA

PREGUNTA. Usted conoció a Putin personalmente durante su presidencia, ¿reconoce al Putin actual? ¿Le ha sorprendido su comportamiento?

RESPUESTA. No me ha sorprendido. Lo conocí bien, pero su decisión no me ha sorprendido en absoluto. Putin ha tenido una evolución en su pensamiento. De ser una persona que quería incorporarse al mundo pos Guerra Fría, llegó a la conclusión de que esa posición situaba a Rusia como actor secundario en un mundo dominado por EEUU y decidió abandonarla, y eso cambió sus políticas. Soy de los que estaban convencidos de que se iba a producir la invasión de Ucrania.

P. En el terreno personal, ¿qué piensa de Putin? ¿Cree que ha perdido el juicio, como dicen muchos?

R. El Putin que yo conocí era un hombre muy serio, muy frío, muy calculador, pero sobre todo era un hombre muy razonado. Con Putin podías estar de acuerdo o en desacuerdo, pero había argumentos que había que explicar. No es una persona, como han presentado muchos, enloquecida. Es absolutamente racional, tiene una idea histórica de la gran Rusia y cree que una vez que se ha considerado bajo amenaza debe actuar para proteger esa posición de Rusia.

P. Fíjese en lo que han cambiado los tiempos que hasta no hace demasiados años Rusia tenía despacho en la sede central de la OTAN.

R. En 1997, cuando se celebra la primera cumbre de la OTAN, la primera y la única hasta ahora, la segunda será la de finales de este mes, pasan varias cosas importantes. La primera, para nosotros, es que España entra en la estructura militar de la Alianza, la segunda es que la OTAN aprueba expandirse por primera vez a los nuevos países del centro de Europa y la tercera es la creación de un Consejo de Asociación entre la OTAN y Rusia. La cuarta [se ríe] es la creación de otro Consejo de Asociación entre la OTAN y Ucrania. “Putin no es, como se ha presentado, una persona enloquecida. Es absolutamente racional y tiene una idea histórica de la gran Rusia”

P. Paradojas de la vida…

R. Todo eso ocurre en la cumbre de Madrid de 1997. Eso tuvo su desarrollo, pero al final, desgraciadamente, no fructificó.

P. Sin querer hacer ningún paralelismo, que probablemente no sea el momento, usted también vivió una guerra y la invasión de Irak. ¿Cómo se vive desde Moncloa este tipo de acontecimientos?

R. Como toda guerra, se vive con una gran preocupación, depende del grado de implicación. En la invasión de Irak, España no envió tropas, en esta tampoco directamente al escenario de combate, pero sí se le ha dado cobertura. Toda guerra al final es un fracaso, y lo que hay que hacer es administrarlos de la mejor manera.

OTAN

P. Europa, desde hace años, reivindica lo que se ha llamado autonomía estratégica. Da la sensación de que tras la invasión rusa la UE es cada vez más dependiente de la OTAN, donde EEUU, por razones históricas, militares y, por supuesto, económicas, tiene una posición de privilegio.

R. El fortalecimiento de la Alianza es un avance. La OTAN no es solo una organización militar, es una alianza política que ha mantenido la estabilidad y la seguridad de los aliados después de la II Guerra Mundial. Los que hemos entendido siempre que nuestras políticas debían estar basadas en los valores atlánticos vemos muy saludable el reforzamiento de la OTAN, porque eso también supone el reforzamiento de Europa. Dicho de otra manera, Europa no es viable sin la Alianza Atlántica. Lo que ha habido, por el contrario, tras la integración de Suecia y Finlandia, es un fracaso estratégico de Rusia cuando ha provocado esta intervención. “¿Qué es lo que quiere la OTAN?, ¿qué es lo que quiere Europa?, ¿qué es lo que quiere EEUU? La verdad es que tengo mis dudas”

P. ¿Se podía haber evitado la guerra?

R. Se podía haber evitado la guerra si se hubiese decidido hace tiempo, como proponía entre otros Henry Kissinger, que Ucrania fuese un Estado neutral, un Estado colchón. Pero también hay que recordar que los acuerdos de Budapest garantizaban la unidad territorial de Ucrania siempre que entregara sus armas nucleares a Rusia, que es lo que ocurrió. No se ha respetado la integridad territorial de Ucrania.

P. Europa acaba de aprobar el sexto paquete de sanciones a Rusia, y no parece que la economía rusa esté sufriendo demasiado. ¿Qué más se puede hacer?

R. El problema de ahora es saber lo que queremos, y yo tengo que decir que no sé lo que se quiere. ¿Qué es lo que quiere la OTAN?, ¿qué es lo que quiere Europa? o ¿qué es lo que quiere EEUU? La verdad es que tengo mis dudas. Si nuestro objetivo era garantizar la integridad territorial de Ucrania, eso significa que hay que tener la capacidad de devolver a las tropas rusas a donde estaban antes del 24 de febrero. Si lo que queremos es el fracaso estratégico de Putin, eso significa infligir una derrota militar. Ninguno de esos dos objetivos los estamos consiguiendo. Podemos conseguir el objetivo de evitar una Tercera Guerra Mundial, que no es poco. Hay que preguntarse si Ucrania, en las actuales condiciones, puede ganar esta guerra o si Putin puede perder la guerra. Contestar a estas dos preguntas es fundamental. Ahora ya se está hablando de negociaciones inmediatas, lo que lleva a crear una mesa. ¿Y qué se les está ofreciendo a los ucranianos?: que cedan una parte del territorio, pero los ucranianos dicen: “Oiga, para ceder una parte de mi territorio no hemos hecho esta guerra”. Con los medios actuales, Ucrania no puede ganar esta guerra. El fracaso de Putin a la hora de intentar una intervención y cambiar el régimen en 48 horas llevó a un optimismo de la OTAN pensando que la derrota estratégica de Putin era posible. Pero no hay derrota estratégica si no hay derrota militar. Lo que se pensaba al principio de que Putin tendría que elegir entre una rendición y un mal acuerdo, ahora se piensa que puede ser una posición a la inversa. Es decir, si Ucrania no puede ganar, más vale un mal acuerdo.

P. Fíjese que la economía rusa parece estar sobreviviendo a las sanciones.

R. La paradoja es que ahora a quien no le puede interesar un acuerdo es a Putin. Rusia está sobreviviendo a las acciones y Rusia acaba de conocer que EEUU no suministrará a Ucrania armamento de medio alcance porque no quiere que los misiles lleguen a territorio ruso, lo que significa que EEUU no quiere confrontar directamente. EEUU tampoco está dispuesto a desbloquear el mar Negro para permitir sacar el grano ucraniano. Y en un momento determinado, Putin puede decir: “Soy capaz de humillar a la OTAN, soy capaz de humillar a los EEUU”. Vivimos en un momento extremadamente delicado, porque si no se interpreta bien lo que está sucediendo, las divisiones pueden aparecer en el mundo occidental. Y, de hecho, ya se están produciendo. Claro que se puede hacer más, pero es muy difícil ganar una guerra si Ucrania no tiene el armamento necesario y si además se financia al adversario. La cumbre de la OTAN en Madrid tiene que aclarar la estrategia definitiva.

P. ¿Existe el riesgo de una nueva escalada armamentista entre superpotencias?

R. Esta guerra ha acabado con el orden reinante en la Guerra Fría. La tendencia va a ser un rearme general. Tanto es así que las industrias de defensa están sobrepasadas, su capacidad de producción es inferior a su demanda. Los mensajes que estamos dando son muy complicados. Vale, es muy importante evitar la Tercera Guerra Mundial, pero si Putin consigue sus objetivos o parte de sus objetivos, por qué los chinos no van a invadir Taiwán. Si haces unas guerras defensivas, tienes que tener un ejército muy poderoso, con capacidad de contraataque. “Sánchez es un señor que hace poco tiempo defendía la desaparición del Ministerio de Defensa, no es un atlantista convencido”

ATLANTISMO

P. Usted ha defendido desde hace muchos años la necesidad de que España refuerce sus vínculos transatlánticos. Da la sensación de que el presidente Sánchez le ha hecho caso. Cumbre en Madrid y sin fisuras con EEUU.

R. El problema es de confianza y de credibilidad. Me alegro de que España mantenga unas actitudes muy proatlánticas y de que la cumbre de la OTAN se celebre en Madrid. Otra cosa es que haya coherencia. Sánchez es un señor que hace poco tiempo defendía la desaparición del Ministerio de Defensa [se ríe], no es un atlantista convencido. España fue más importante en los últimos tiempos cuando fue más atlantista, cuando tenía una alianza poderosa con EEUU, cuando tenía una presencia fuerte en Latinoamérica y cuando era un activo importante en la política europea. Dicho esto, prefiero que al menos la mitad del Gobierno mantenga una posición atlantista.

P. Cuando se habla del vínculo transatlántico, siempre se piensa en las relaciones con EEUU, pero se olvida al resto del continente, Latinoamérica. ¿Qué está fallando para que no despegue la región pese a que el precio de las materias primas está disparado: el populismo, las oligarquías locales…?

R. El mundo global se va a fragmentar y se van a fortalecer bloques. Uno de ellos será el bloque atlántico: Europa, EEUU y sus aliados. A mí me gustaría ver a Latinoamérica en ese bloque. Desgraciadamente, va por el camino contrario. Los atlantistas no estamos ganando, estamos perdiendo, y tenemos que ser conscientes de ello. “Si EEUU da prevalencia a la relación con Marruecos y Marruecos reconoce a Israel, la pregunta es dónde está España en todo eso”

P. Siempre me ha llamado la atención que tanto usted como Felipe González hayan prestado mucha atención a Latinoamérica, mientras que ahora la cumbre iberoamericana se ha convertido en un trámite y la armada empresarial española es la sombra de lo que fue.

R. El retroceso español en Hispanoamérica es enorme y muy preocupante. Se juntan varias circunstancias. Primero, no existe una política de EEUU hacia la región; segundo, no existe una política española porque nos hemos retraído y cuando hemos tenido que apoyar algo hemos apoyado lo equivocado, y tercero, no existe una relación estrecha para hablar de estas cosas entre España y EEUU. Todo eso hace que también Europa esté ausente del continente lationoamericano. Es un cúmulo de errores y España tiene mucha responsabilidad.

P. ¿Eso es lo que ha provocado un auge del populismo en la región?

R. EEUU comenzará a preocuparse de Latinoamérica cuando se dé cuenta de que la influencia rusa o de China es cada vez más creciente.

MARRUECOS

P. Cambiemos de continente. Marruecos. ¿Qué le ha parecido el cambio de la posición española? ¿La esperaba?

R. Le voy a decir una cosa, a mí Marruecos me echó un pulso y lo perdió. A este Gobierno le echó un pulso y lo ha ganado. El cambio de posición de España con el Sáhara ha sido un error histórico y va a tener consecuencias graves para España. España ha demostrado su vulnerabilidad, su debilidad, y eso va a ser aprovechado en contra nuestra. Y que no se compare con la crisis de 2002. Ahora se ha hecho sin consultas, de la noche a la mañana, mientras que en la crisis de 2002 se llevó el asunto al Parlamento. El Congreso votó a favor de la intervención, la OTAN la respaldó, la Unión Europea también. Si algo hubo en aquel momento fue luz y taquígrafos. Esto, hecho con nocturnidad y alevosía, es una manifestación de debilidad, y todas las manifestaciones de debilidad son provocativas.

P. ¿Qué consecuencias tendrá para España?

R. Es un problema de confianza. Las políticas tienen que estar basadas en la confianza y los actores son respetados en la medida en que la tengan. Uno de los problemas que vive el mundo hoy es que las dudas sobre el ejercicio de liderazgo de EEUU han creado muchos problemas en Europa, muchos problemas en Asia y muchos problemas en África. Si transmites dudas y debilidad, todo el mundo toma nota. ¿Usted podría imaginar hace 20 años que un rey de España acudiera a la toma de posesión de un presidente iberoamericano y fuera insultado? “El cambio de posición con el Sáhara ha sido un error histórico y va a tener consecuencias graves. España ha demostrado su vulnerabilidad”

P. Reconocerá que la fortaleza de Marruecos tiene que ver con sus socios estratégicos, EEUU e Israel e, incluso, Francia. Trump reconoció las ambiciones territoriales de Rabat y Biden lo ha dejado como estaba.

R. Eso es algo que España debería haber entendido. Si EEUU da prevalencia a la relación con Marruecos y Marruecos reconoce a Israel, la pregunta es dónde está España en todo eso. ¿No se ha enterado? ¿Por qué no hay relaciones fuertes con EEUU? ¿Por qué hemos vuelto a la política de bases militares que son de hace 60 o 70 años? Lo que puedes decir un día es “¡anda, me he quedado solo!”. Y como me he quedado solo, lo que hago es darle al adversario las bazas mayores. La apuesta no ha podido ser más penosa.

P. ¿Fue un error traer a España al líder del Frente Polisario? Es lo que debe hacer cualquier Estado por razones humanitarias.

R. Fue una ocurrencia que se podía haber evitado.

P. Me da la impresión de que la fortaleza de Rabat tiene que ver con lo que pasa en el Sahel. Marruecos es fundamental para frenar el terrorismo islamista. Habría que dejar de hablar de la OTAN como la organización del Atlántico norte y que cubriera también el Atlántico sur…

R. En 2006, defendí la expansión de la OTAN hacia Latinoamérica, hacia Oriente Medio y hacia Asia: Japón, Corea del Sur, Australia, Israel… Colombia, posiblemente Brasil. El Atlántico norte fue fundacional y es natural que la OTAN esté concentrada en el este, pero nuestra tarea es que el eje sur sea absolutamente básico. Yo recuerdo que lograr que el terrorismo formara parte del concepto estratégico de la OTAN en la cumbre de 1999, a insistencia española, costó mucho trabajo.