El expresidente del Gobierno y presidente de la Fundación FAES, José María Aznar, ha sostenido que una posible aprobación de la amnistía a los líderes independentistas catalanes “termina con el sistema constitucional”. Al mismo tiempo, ha defendido que el Tribunal Constitucional “está para garantizar que la Constitución se respeta, pero no puede decir que la Constitución dice lo que no dice”.
Lo ha hecho durante su intervención en el ciclo de Conferencias Circulares del Cámara Business Club, el foro de encuentro empresarial impulsado por la Cámara de Alicante.
Aznar ha apuntado que España se encuentra en una “situación límite” puesto que se está discutiendo sobre “la concesión de la amnistía y la posibilidad de organizar consultas para la autodeterminación en algunas comunidades para estar en el Gobierno”.
Tras afirmar que la amnistía “no tiene cabida en la Constitución”, la ha definido como un “pago del jefe de gobierno a los separatistas catalanes y antiguos terroristas del País Vasco”. “No solamente borra pena, borra el delito y es como si no hubiera habido golpe de estado. Al borrar la pena y el delito, legitima a los que lo dieron”, ha insistido.
Dicho esto, el expresidente ha defendido que la amnistía de 1976 era “fundacional de la democracia”, y ha añadido que “se excluyó de la Constitución, como los indultos generales”.
Además, en cuanto al Tribunal Constitucional, ha resaltado que “no está creado para ser poder constituyente ni legislativo, está para garantizar que la Constitución se respeta, pero no puede decir que la Constitución dice lo que no dice”.
Respecto a las posibles consultas de autodeterminación, Aznar ha criticado que el PSOE, que era “uno de los pilares constitucionales”, está “de acuerdo” con esta medida. “El PSOE no es prisionero de Bildu, de ERC o de Puigdemont. El PSOE ha elegido como compañeros de viaje a Bildu, ERC y Puigdemont. Ese es el cambio esencial, que pone en cuestión la estabilidad de la Constitución española y pone en cuestión la convivencia democrática entre españoles”, ha aseverado.
Frente a ello, ha pedido a la ciudadanía que no se “inhiba” en esta situación, sino que reflexionen sobre la situación del país. “Las crisis políticas son las que peor se resuelven. Es más fácil deshacer que hacer la Transición, pero cuando se deshace a ver cómo se juntan las instituciones rotas. Por eso, no es momento de inhibirse, es momento de hablar, que cada uno aporte o que pueda”, ha instado.
En la misma línea, aunque ha sostenido que España tiene este “problema político existencial”, ha remarcado que “no es un país socialmente roto” porque la conflictividad social es “escasa”.
Reformas estructurales
Por otro lado, el expresidente ha abogado por realizar en España “reformas estructurales para que el país progrese”, puesto que a su juicio “España está desde 2015, por no decir desde 2008, prácticamente parada”. “Es muy difícil hacer nada”, ha lamentado.
Así, ha pedido plantear cuestiones “esenciales” como cómo hacer sostenible económicamente el país, pero cree que ahora no se puede plantear porque “no se dan las circunstancias políticas”.
Consultado por sus años en la presidencia del Gobierno, Aznar ha subrayado que su compromiso con España se mantiene porque “trabajar por tu país ni tiene principio ni tiene fin”. “En esos ocho años hubo el mayor progreso económico de España en toda su historia”, ha dicho.