En 2001 el gobierno que presidía propuso un Plan Hidrológico Nacional que conectaba todas las cuencas de España, suministraba agua al Levante español y era el abastecimiento de aguas de Barcelona. Ese plan fue aprobado y financiado por la Unión Europea, habían empezado las obras, pero fue suspendido por el señor Rodríguez Zapatero, por razones estrictamente ideológicas. Si hoy los catalanes tienen que acordarse de alguien por la falta de agua, ese alguien se llama Rodríguez Zapatero.
El Plan Hidrológico Nacional hubiese resuelto el problema de aguas de Barcelona y el suministro de aguas a Cataluña, conectando todas las cuencas catalanas con el resto de España. ¿Qué se ha hecho después de eso? La respuesta es nada. Y ese es un ejemplo que vale para tantas otras cosas.
El agua es un tema absolutamente vital, como sabíamos desde hace décadas. Evidentemente hoy vuelve a ser un problema para todo el país. No se puede vivir sin un gran plan nacional hidrológico basado en algo esencial y es que el agua es vital, no puede faltar y hay que compartirla. Sobre esas bases es como se hace un país importante y serio.